26/09/2024
En el ajuar tartésico encontrado destaca un pasarriendas de bronce único en España, cuyos paralelos más cercanos se encuentran en Portugal, además de dos broches de bronce y varios fragmentos de jarras de bronce con forma de cabeza de animal
Durante el mes de septiembre se han llevado a cabo las excavaciones arqueológicas en la necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana, puesta en marcha por el Museo Arqueológico Municipal junto a la Universidad de Alicante, donde se ha realizado un importante hallazgo de una tumba sin expoliar que contenía un excelente ajuar tartésico fechado entre los siglos VII y VI a.C.
La tumba encontrada se trata de un túmulo cuadrangular compuesto por un ajuar de piezas tartésicas, destacando un pasarriendas de bronce único en España, cuyos paralelos más cercanos se encuentran en Portugal, además de dos broches de bronce de cinturón femenino y varios fragmentos de asas con forma de cabeza de animal pertenecientes a jarras de bronce, lo que manifiesta el gran poder adquisitivo del propietario de la tumba.
La arqueóloga del Ayuntamiento de Jumilla, Estefanía Gandía, ha manifestado la importancia a nivel nacional de los hallazgos, así como "la pronta musealización y puesta en valor del yacimiento gracias a la financiación conseguida recientemente con la subvención procedente de la Secretaría de Estado de Turismo para la mejora de la competitividad y dinamización del patrimonio histórico con uso turístico.
Durante las tres semanas que ha durado la campaña arqueológica en Jumilla, se ha constatado la existencia de siete nuevos túmulos, se han limpiado un total de diez y se han excavado varias tumbas entre las que destaca la tumba intacta mencionada que ha dado grandes resultados en su interior.
Historia de la Necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana
La necrópolis del Collado y Pinar de Santa Ana tiene una tipología muy variada, encontrando desde túmulos monumentales con formas cuadrangulares hasta túmulos del Bronce Final con formas circulares. Este yacimiento comenzó a excavarse en 1956 y las intervenciones de Jerónimo Molina serían constantes desde entonces hasta 1974.
A finales de la década de los 80 y principios de los 90, Emiliano Hernández acomete un estudio arqueológico y científico de este yacimiento obteniendo excelentes resultados, como el hallazgo de un fragmento de vaso de alabastro, lo que indica la importancia social, cultural y económica de la zona.